Era una mujer de
plata y de marfil, tan frágil como un espejo, pero tan reflexiva y dura como su
superficie.
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Juan José
Millás, Papel Mojado, pág. 63
En esta línea Millás
explica como la personalidad interior de Carolina es frágil, y que sus emociones reflejan realmente quien es. En contraste, su lado exterior es duro
como su rostro se la representa, con sus labios riendo de Manolo y sus cejas
siempre levantándose de escepticismo. Carolina se encuentra en una situación muy
complicada y ella entiende que tiene que ponerse una máscara de identidad falsa
para ocultar sus emociones reales. Carolina entiende que a mostrar una cara de emociones es ser vulnerable
enfrente de un detective. En muchas situaciones peligrosas personas ocultan sus
sentimientos interiores porque quieren protegerse de las persecuciones y
juicios de los demás.
En una serie de dibujos
animados que se llama Avatar: The Last
Airbender, el protagonista Aang tiene que viajar a una cueva donde vive un
demonio que sabe el secreto a salvar otros espíritus. Este demonio se llama Koh
– el ladrón de las caras. Aang tiene que presentarse ante de Koh sin tener ninguna
emoción porque si Koh ve cualquier emoción él se puede robar la cara de la
persona. Durante la serie, la personalidad real de Aang es muy cómica, juguetón,
y sincera, pero en este momento tiene que ponerse una máscara de no emoción
para que tenga la protección de no perder su identidad real. Durante toda la conversación
entre los dos, Aang mantiene su cara seria y nunca expresa ningún tipo de emoción
y por hacerlo así recibe toda la información que necesita para que pueda salvar
el mundo.
Ambos Carolina y
Aang reconocieron que sus sentimientos interiores estaban bajo inspección y
para protegerlos, ellos tenían que ponerse mascaras de identidad falsa. Al
hacerlo, ambos Manolo y Koh no podían hacer daño a ellos porque no podían percibir sus almas o sus personalidades reales.